Oyes la radio, ves la televisión, lees los periódicos, escuchas a tus vecinos,... y te das cuenta del ambiente de nerviosismo y confrontación en el que vivimos. Las ideas puede que sean las mismas de siempre, los fundamentos y principios también, pero también la sinrazón y la intransigencia son las mismas de siempre. La diferencia quizá esté en la gran velocidad con la que las ideas, las opiniones y los sucesos se divulgan, la posibilidad de verlos y oirlos como si estuvieras presente.
El ciudadano de a pie está completamente sorprendido y sobrepasado ante la cantidad de conflictos presentes en el mundo, los cuales se unen a los que hay en su entorno. Se sorprende de cómo el mismo hecho puede ser interpretado de formas tan dispares y siempre bajo la óptica de los intereses propios. Y en ese maremagnum todos intentan conseguir ganancias sin importarles las consecuencias que se puedan producir en este auténtico dialogo de sordos.
La historia local, nacional y mundial nos recuerda como la intransigencia y la obcecación de las personas, de los políticos, de los sacerdotes,... en la defensa de sus posiciones han provocado numerosas catástrofes de las que los únicos perjudicados han sido los ciudadanos sin nombre, a los que de manera directa o indirecta han implicado en sus luchas.
Por desgracia, la posibilidad de conocer las distintas posturas no ha sido suficiente para que las ideas triunfen sobre la ignorancia y, el diálogo, la comprensión y la tolerancia se conviertan en el arma ideal para la resolución de los conflictos.
El principal problema lo tenemos con nuestros hijos, en la dificultad que encontramos al educarlos en estos valores cuando todo o casi todo a su alrededor les dice lo contrario, les incita a la confrontación y a la crispación, en un entorno en el que parece primar la ley del más fuerte, y donde triunfa la crisis de valores. Por ello, en la familia y en la escuela es donde deben hacerse todos los esfuerzos para inculcar en nuestros jóvenes los valores y principios que fomenten el diálogo, la comprensión y la tolerancia.
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