Todos los años en dos ocasiones se produce el cambio o la adaptación horaria, el del otoño nos concede una hora más de sueño y nos llena de felicidad aunque nos quite horas de luz durante la tarde. Sin embargo, el de la primavera es odiado no solo porque nos quita una hora de sueño, sino porque repercute en nuestro estado físico y psíquico, en especial cuando el lunes siguiente hay que ir al trabajo o al colegio una hora antes, y con frecuencia de noche.
Esta mañana lunes después del cambio horario, había menos tráfico, menos personas en las calles y en las cafeterías, pero también más caras largas y más desgana. Hace tiempo estuvo de moda el biorritmo en el que mediante un gráfico se representaban los ciclos vitales a partir de la fecha de nacimiento, y de ese gráfico se deducía la existencia de periodos llamados críticos en los que los riesgos aumentaban y la productividad disminuía. Pues hoy, e incluso esta semana debería considerarse crítica ya que el cambio de hora ha provocado una desgana, una mala leche y en definitiva un estado que no favorece la productividad y aumenta el riesgo.
No conozco las estadísticas acerca de la repercusión de este cambio en el trabajo, no se si se producen más o menos accidentes, si aumenta o disminuye la productividad,... tan solo se que según los estudios de la Comisión Europea se logra un ahorro energético que justifica estas adaptaciones. Sin embargo, quizá sea hora de que realicen también un estudio de las repercusiones que produce. Yo desde luego aborrezco estos cambios y lo mismo le pasa a los que están a mi alrededor, y desde aquí quiero expresar mi protesta por una actuación que lo único que hace es “joder” a todo el mundo. Y ya puestos, y teniendo en cuanta que lo que justifica estos cambios horarios es el ahorro energético, lo que tendrían que hacer la Comisión y los gobiernos europeos es trabajar con más empeño en la utilización de energías alternativas al petróleo, como la eólica y la fotovoltaica, en la utilización de los biodiesel, en el establecimiento de normas para la construcción de edificios más ecológicos, etc y menos fastidiar a todo el mundo.
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