Desde que comenzó la legislatura me he preguntado en numerosas ocasiones si las respuestas que el gobierno daba a los ataques del PP eran suficientes o era necesario echar más carne en el asador contraatacando con mayor agudeza, me costaba trabajo asumir la posición de tranquilidad y hasta de achantamiento que parecía poner el presidente Zapatero, no entrando nunca al trapo, contestando a los insultos con invitación al diálogo y repitiendo una y otra vez la frase de que era la primera vez que se hacía oposición al gobierno con la política antiterrorista.
Si es cierta la frase de que el tiempo pone a cada cual en su sitio parece que el juicio del 11M así lo ha hecho, ya que todo el montaje que los populares y sus medios de comunicación afines habían puesto sobre el tapete haciendo creer que la teoría de la conspiración era cierta a base de repetirla una y otra vez, que la participación de ETA era evidente y que todo era una trama, parece que ha caído por su propio peso y el juicio ha demostrado claramente que los islamistas eran los responsables de la preparación y de los atentados.
El otro día, en el debate del estado de la nación pudimos de nuevo sorprendernos al ver a un Presidente seguro, con claridad de ideas, comunicativo y lo que es más sirviendo al país un proyecto y desenmascarando a una oposición cuyo líder carecía de ideas y lo único que bramaba una y otra vez era muestren los papeles de las reuniones con ETA y díganles al pueblo lo que ustedes pactaron con los terroristas. Era hasta deprimente ver como este señor, político de profesión, se ha encasillado una y otra vez en un discurso barriobajero, descalificante y falto de todo contenido, carente por completo de ideas y lo que es peor utilizando asuntos de estado como armas arrojadizas que lo único que contribuyen es a mostrar una sensación de desunión ante los terroristas, además de concederles una vez más el protagonismo en un debate.
Veamos lo que sucede a continuación, quizá Rato sea el tapado que la derecha ha recuperado con objeto de dar cordura a su discurso y de enfrentar a alguien con prestigio al líder socialista.
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