Politización de la Justicia

Es evidente que los jueces son personas, por tanto tienen personalidad, tienen opinión y responden a una un otra ideología política. También está claro que constituyen un cuerpo nacional de funcionarios independientes protegidos por la ley en sus actuaciones y decisiones, pero en el seno de este cuerpo y bajo el gobierno de los jueces que realiza el Consejo General del Poder Judicial también existen tendencias y grupos, progresistas y conservadores, que luchan por colocar a sus miembros en los lugares prominentes. Yo diría que esa actuación sería bueno y es bueno que las distintas corrientes manifiesten sus preferencias y las motivaciones de sus decisiones sean públicas, con lo que el gobierno de los jueces gozaría de transparencia ante la opinión pública.

No podemos olvidar por otro lado la forma de nombrar a los miembros del Consejo general del Poder Judicial, donde las distintas leyes orgánicas han hecho que la mayoría de sus miembros, no recuerdo ahora mismo si todos, sean elegidos por el poder legislativo, es decir por el parlamento, Congreso y Senado, lugares donde los partidos políticos tienen a sus representantes, y por tanto donde normalmente las mayorías políticas serán las que decidan a quien nombrar después las negociaciones pertinentes. Por ello, es lógico que los miembros de estas instituciones respondan a los perfiles o tendencias de los grupos parlamentarios que los nombraron.

Por otro lado, se da la circunstancia de que los periodos para los que son nombrados no se corresponden con las etapas de mayoría parlamentaria, dándose normalmente el caso de que tras unas elecciones generales cambie el partido mayoritario y por tanto el signo del gobierno y, sin embargo, el Consejo del Poder Judicial responda a los perfiles del anterior partido gobernante.

Después de todo, y como correspondencia al prestigio obtenido por su nombramiento, los miembros del Consejo se verán en cierta manera obligados con aquellos que los nombraron, por tanto sus decisiones se verán influenciadas en todo momento por las posiciones que manifiesten los distintos partidos políticos. La conclusión es clara, dado que la forma en que llegan al consejo es en cierta manera política, las decisiones que tomen estarán normalmente y sobretodo en los momentos cruciales de lucha política influidas por los partidos políticos. La solución no es fácil ya que de otro modo los designados estarían también sujetos a las tendencias de las distintas asociaciones o agrupaciones de magistrados que en definitiva también están imbuidas de ideología política. Por todo ello no nos sorprendamos de las actuaciones de estas instituciones y de que el juego de la arena política se traslade a la judicial.