El referéndum por la reforma del estatuto andaluz celebrado el día 18 de febrero del 2007, no hace sino confirmar la situación en que se encuentra nuestra ciudadanía. La alta abstención que se ha producido, aproximadamente del 65%, nos hace pensar que la población siente de forma muy concreta estos plebiscitos de los que previamente se conoce cual va a ser su resultado. En este caso no había dudas ya que los tres partidos más importantes del espectro andaluz y nacional solicitaban el voto afirmativo, por lo que la campaña ha sido en esencia la de animar a votar no existiendo confrontación alguna.
Una vez que el “estatut” catalán salió del congreso y obtuvo el plebiscito de las urnas, las controversias por la modificación y/o reforma de los demás estatutos parece más sosegada, los acuerdos entre los dos partidos mayoritarios son la norma y las propuestas de reforma que llegan al parlamento no sufren los ataques que recibió el catalán.
Por otro lado, la ciudadanía está preocupada por otras cuestiones, como la inmigración y la convivencia con los inmigrantes, la educación de sus hijos y la vivienda, el llegar a fin de mes, y si se apura el terrorismo islámico y en mucha menor medida el tema vasco, que por su ocupación de los medios de comunicación parece mucho más importante de lo que es.Y es que los ciudadanos de a pie, estamos cansados de tanta controversia, de tantas posturas enfrentadas y de tanta repetición de argumentos, así como de las formas que se están utilizando en política. Pues a lo único que conducen es al hastío, al cansancio y al recelo ante los políticos y sus formas de hacer política.
Por todo esto, y por otras razones que podrían apuntarse, es normal que los ciudadanos andaluces hayan preferido pasar del referéndum, y disfrutar de un buen fin de semana ya sea de carnavales o de sol y descanso, que bastantes son los problemas que tenemos y ya es hora de que los políticos se dediquen a aquellas cosas para las que han sido elegidos y no a hacer de payasos en un circo.
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