Hoy 31 de diciembre es el último día del año 2006, un año lleno de expectativas y de esperanzas que sin embargo ha finalizado con una frustración que nadie preveía. Como siempre aquellos que esgrimen las armas como instrumento político con el que presionar al estado democrático han actuado indicando que no han abandonado sus posiciones, demostrando que siguen estando ahí dominando a la izquierda aberzale, marcándoles el camino y la estrategia. Han sido muchos meses de esperanza, de una actuación pausada y firme del gobierno en el que siempre ha dejado claro que hay que respetar las normas establecidas, las normas que rigen nuestro estado democrático de derecho y que no hay excepciones ni dobles raseros, sino que la paz es el punto de partida y no hay nada a cambio.
Cuando ayer mañana mi mujer me dijo que la radio anunciaba que había explosionado una bomba en la terminal cuatro del aeropuerto de Barajas, no podía creerlo, y aún tenía la esperanza de que tan solo se tratara de un pequeño atentado sin victimas y considerarlo como una advertencia de los terroristas ante el gobierno, como una especie de chantaje o de posición de fuerza equivalente a las acciones vandálicas que día a día se siguen produciendo en el País Vasco, pero por desgracia esta idea inicial fue perdiendo fuerza cuando las noticias indicaban que se trataba de un coche bomba con un artefacto de gran fuerza explosiva, que aunque fue avisado previamente por la banda terrorista y se había explosionado de forma controlada no había impedido que causase enormes destrozos, y lo peor que parece haber causado dos muertos. Escuche posteriormente al gobierno y a los políticos indicando que ETA había roto el alto el fuego y que por tanto se suspendían todos los contactos, después escuche al presidente del PNV indicando que había sido un gran mazazo el hecho de que la banda siguiese dominada por los más radicales y que además estaba demostrado que eran los que movían los hilos de los dirigentes de Batasuna, que lejos de condenar el atentado intentó justificarlo en las actuaciones del gobierno acusándolo de que no había dado ningún paso sino que por el contrario había actuado en todo momento con excesiva firmeza como lo demostraban las actuaciones de los jueces como si en este país no existiera la separación de poderes. En definitiva Otegui demostró el poco margen de maniobra que tiene, dejó claro que trabaja y cobra de la organización terrorista como muchos de sus compañeros que necesitan de las extorsiones y de los robos de la banda para poder subsistir como partido, ya que están en la nómina de ETA. Desde hace tiempo tenía intención de aludir en mis textos a la nómina de ETA, a las muchas personas que viven del trabajo en la organización, a cómo se iban a integrar en la sociedad, a cómo iban a poder cambiar sus hábitos pasando de los fácil, que es lo que hacen ahora, a lo duro que puede resultar el día a día. Todo esto me llevaba a la conclusión de que el peso de la banda era enorme, su sombra se proyectaba sobre todas las actuaciones de la izquierda aberzale, a los que indicaba lo que hacer y como actuar y a los que les tenía bien leída la cartilla diciéndoles que si se movían no saldrían en la foto.
No creo que todos los partidos estén lo mismo de tranquilos, no creo que el PP después de los meses y meses de acoso al gobierno, de obstaculizar sus actuaciones, de hacer lo blanco negro, de una estrategia de desgaste continuo, pueda estar contento a pesar de que ya se ha logrado lo que siempre ha preconizado el no al diálogo con la banda, en base a una estrategia política en el que siempre ha olvidado que el fin del terrorismo no es una cuestión de lucha política sino una cuestión de estado.
Ahora tan solo nos queda esperar, seguir con la lucha policial y con la actuación de la justicia que en ningún momento han dejado de hacerlo. Creo que es un día para el luto, y para la unión de todos los demócratas.
Cuando ayer mañana mi mujer me dijo que la radio anunciaba que había explosionado una bomba en la terminal cuatro del aeropuerto de Barajas, no podía creerlo, y aún tenía la esperanza de que tan solo se tratara de un pequeño atentado sin victimas y considerarlo como una advertencia de los terroristas ante el gobierno, como una especie de chantaje o de posición de fuerza equivalente a las acciones vandálicas que día a día se siguen produciendo en el País Vasco, pero por desgracia esta idea inicial fue perdiendo fuerza cuando las noticias indicaban que se trataba de un coche bomba con un artefacto de gran fuerza explosiva, que aunque fue avisado previamente por la banda terrorista y se había explosionado de forma controlada no había impedido que causase enormes destrozos, y lo peor que parece haber causado dos muertos. Escuche posteriormente al gobierno y a los políticos indicando que ETA había roto el alto el fuego y que por tanto se suspendían todos los contactos, después escuche al presidente del PNV indicando que había sido un gran mazazo el hecho de que la banda siguiese dominada por los más radicales y que además estaba demostrado que eran los que movían los hilos de los dirigentes de Batasuna, que lejos de condenar el atentado intentó justificarlo en las actuaciones del gobierno acusándolo de que no había dado ningún paso sino que por el contrario había actuado en todo momento con excesiva firmeza como lo demostraban las actuaciones de los jueces como si en este país no existiera la separación de poderes. En definitiva Otegui demostró el poco margen de maniobra que tiene, dejó claro que trabaja y cobra de la organización terrorista como muchos de sus compañeros que necesitan de las extorsiones y de los robos de la banda para poder subsistir como partido, ya que están en la nómina de ETA. Desde hace tiempo tenía intención de aludir en mis textos a la nómina de ETA, a las muchas personas que viven del trabajo en la organización, a cómo se iban a integrar en la sociedad, a cómo iban a poder cambiar sus hábitos pasando de los fácil, que es lo que hacen ahora, a lo duro que puede resultar el día a día. Todo esto me llevaba a la conclusión de que el peso de la banda era enorme, su sombra se proyectaba sobre todas las actuaciones de la izquierda aberzale, a los que indicaba lo que hacer y como actuar y a los que les tenía bien leída la cartilla diciéndoles que si se movían no saldrían en la foto.
No creo que todos los partidos estén lo mismo de tranquilos, no creo que el PP después de los meses y meses de acoso al gobierno, de obstaculizar sus actuaciones, de hacer lo blanco negro, de una estrategia de desgaste continuo, pueda estar contento a pesar de que ya se ha logrado lo que siempre ha preconizado el no al diálogo con la banda, en base a una estrategia política en el que siempre ha olvidado que el fin del terrorismo no es una cuestión de lucha política sino una cuestión de estado.
Ahora tan solo nos queda esperar, seguir con la lucha policial y con la actuación de la justicia que en ningún momento han dejado de hacerlo. Creo que es un día para el luto, y para la unión de todos los demócratas.
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