Como ya comenté en mi parrafada del 26 de mayo, tarde o temprano en la hoja de ruta por la pacificación en el País Vasco la izquierda nacionalista o aberzale debería ser oída ya que representa a una parte del electorado y del pueblo vasco. Reiterándome en mis comentarios considero que es necesario que todos den un pequeño pero importante paso, la iniciativa la ha tomado el PSE diciendo que está dispuesto a reunirse con los batasunos para escucharlos e intercambiar opiniones. Y por tanto ya es el momento de que los aberzales pongan su grano de arena y soliciten su legalización, lo que no solo sería visto como un avance en la hoja de ruta sino también y, en especial desde la derecha, como un indicio de que el camino se está empezando a recorrer. Todo esto podría contribuir a reducir la crispación existente y a acallar de una vez a la línea dura del partido popular que sigue propugnando el enfrentamiento incluso en temas tan importantes y transcendentales como el que nos ocupa, en definitiva temas de estado en los que los partidos deberían dar su apoyo “incondicional” al gobierno de la nación.
Claro esta que aún quedaría dar otro pequeño empujón en este camino y es poner los medios para que en el parlamento vasco estén representadas todas las tendencias políticas existentes en el seno de la sociedad vasca, y eso se llama convocar elecciones, permitiendo de esta manera que se sepa cual es la fuerza que posee cada organización. No es suficiente con que el presidente vasco actúe como representante y a veces hasta de garante de los aberzales, convocándolos a su mesa, y defendiendo su legalización, sino que es hora de mojarse y dejarse de medias tintas porque está en su mano el darles esa oportunidad.
Los que presenciamos todo esto desde la lejanía y sin sufrirlo directamente creemos que se están dando las circunstancias para que la finalización de la violencia sea una realidad. Por eso nos cuesta trabajo comprender por qué algunos socialistas vascos se manifiestan de la manera en que lo han hecho en el final del debate del estado de la nación, en concreto miembros de la asociación de víctimas del terrorismo. Creo que la tensión a la que se han visto sometidos y de la que parece ser aún son victimas, les hace plantearse con incredulidad la situación actual y, en parte tienen razón porque no debemos olvidar la forma de actuar y la forma de ejercer presión que han venido haciendo los dirigentes y las bases batasunas, especialmente en los pueblos. La pregunta que nos hacemos es ¿cambiarán las bases su forma de actuar y de hacer política ? o ¿seguirán pensando que las razón les asiste y que al “español” no hay que darle ni agua?. Esperemos que el cambio también les llegue a ellos y que la disposición de los dirigentes y sus manifestaciones calen profundamente en las bases.
Claro esta que aún quedaría dar otro pequeño empujón en este camino y es poner los medios para que en el parlamento vasco estén representadas todas las tendencias políticas existentes en el seno de la sociedad vasca, y eso se llama convocar elecciones, permitiendo de esta manera que se sepa cual es la fuerza que posee cada organización. No es suficiente con que el presidente vasco actúe como representante y a veces hasta de garante de los aberzales, convocándolos a su mesa, y defendiendo su legalización, sino que es hora de mojarse y dejarse de medias tintas porque está en su mano el darles esa oportunidad.
Los que presenciamos todo esto desde la lejanía y sin sufrirlo directamente creemos que se están dando las circunstancias para que la finalización de la violencia sea una realidad. Por eso nos cuesta trabajo comprender por qué algunos socialistas vascos se manifiestan de la manera en que lo han hecho en el final del debate del estado de la nación, en concreto miembros de la asociación de víctimas del terrorismo. Creo que la tensión a la que se han visto sometidos y de la que parece ser aún son victimas, les hace plantearse con incredulidad la situación actual y, en parte tienen razón porque no debemos olvidar la forma de actuar y la forma de ejercer presión que han venido haciendo los dirigentes y las bases batasunas, especialmente en los pueblos. La pregunta que nos hacemos es ¿cambiarán las bases su forma de actuar y de hacer política ? o ¿seguirán pensando que las razón les asiste y que al “español” no hay que darle ni agua?. Esperemos que el cambio también les llegue a ellos y que la disposición de los dirigentes y sus manifestaciones calen profundamente en las bases.
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