En época de Roma los circos se llenaban de ciudadanos que se divertían viendo las luchas de gladiadores, las carreras de cuadrigas o cualquiera de los diversos espectáculos que los gobernantes organizaban como forma de tenerlos contentos. En aquellos tiempos los actores eran esclavos traídos de todos los confines del imperio o de la república.
En la época en la que nos ha tocado vivir los gladiadores han sido sustituidos por deportistas, y los gobiernos por multinacionales ávidas de vender sus productos. Los nuevos gladiadores se encargan de dar espectáculo y su fama se cotiza al alza, en el caso del fútbol los precios que los equipos pagan por la compra de jugadores se ha ido incrementando de forma continua sin que la crisis económica le haya afectado. Los jugadores no solo cobran su ficha y sus primas sino que una parte importante de lo que reciben procede de la publicidad que realizan, la camiseta que visten, las botas, la ropa interior, los productos de aseo, colonias, cremas,.... reciben coches para que los luzcan cuando acuden a los entrenamientos y tienen tanto dinero que han de contratar abogados y financieros que les ayuden a manejar sus fortunas, a pagar menos impuestos aunque sea saltando los límites de la legalidad.
Da vergüenza ver como las cifras de todas las operaciones suponen cantidades inverosímiles, los últimos números marean Neymar al PSG, Coutinho al Barcelona,..... locura de millones que no cesan de subir. ¿Pondrá alguien orden en esta locura? son muchos los intereses implicados, no solo los clubs, están las televisiones, las multinacionales de artículos deportivos, y todas aquellas empresas que ven en el deporte, en el fútbol, un medio a través del que pueden incrementar sus ventas y por tanto sus resultados.
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