La final de la Euroliga de Baloncesto no pudo empezar mejor para el Real Madrid que con un juego fluido, acierto en los tiros y una defensa casi perfecta se llevó el primer cuarto por diecisiete puntos de diferencia. Todo presagiaba casi un paseo, pero ganar tan comodamente un cuarto lo que provoca es la relajación del ganador y la reacción con el uso de todas las armas posibles en este caso del Olympiacos.
Los griegos ajustaron la defensa al límite, de hecho muchas de sus acciones deberían haberse sancionado con personal por los árbitros, pero parece que los del silbato querían espectáculo y por supuesto no podían permitir que los blancos siguieran distanciándose en el marcador. Ésto permitió a los griegos subirse en el partido, a la defensa agresiva con recuperación de balones le unieron un mayor acierto en el tiro, con el renacimiento de su máxima figura Spanoulis, que al final sería el máximo anotador con 22 puntos. Por contra en los blancos aperecio el miedo a ganar, con cada fallo aumentaba su miedo que casi se convirtió en terror en el último cuarto donde los de rojo y blanco lograron un parcial de 39-27, doce puntos de diferencia que les permitió ganar el partido y la final por 100-88.
Al Real Madrid le faltó experiencia, les faltó asentarse en la pista y hacer valer sus opciones, son jóvenes y aún les queda recorrido.
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