El Real Madrid no acaba de asentarse, cuando se enfrenta a
un equipo ordenado que presiona el centro del campo de los blancos tiene muchas
dificultades para ordenar el juego, ayer frente al Borussia vimos dos tiempos
muy distintos, el primero en el que los alemanes se sentían muy cómodos,
presionando y lanzándose contra la portería de Casillas, tomando la espalda de
la defensa y marcando dos goles que ponían la cosa muy difícil, a pesar de la
suerte del gol marcado por Pepe. En este tiempo el equipo no funcionaba, Modric no daba lo que todos esperaban de él.
Los cambios introducidos por Mourinho, aunque Higuaín fue
sustituido por lesión, con la salida de Essien y del motrileño Callejón nos
ofrecieron un Madrid más agresivo, más ordenado y con profundidad, que en nada se parecía al del primer tiempo. El gol
del motrileño anulado por fuera de juego, aunque para mí que no lo era, habría
dado mayor tranquilidad, no obstante el Madrid siguió apretando y cuando todo
parecía acabado, una falta desde el lado izquierdo de la portería alemana
lanzada por Özil le dio el gol del empate a los madrileños.
Ayer echamos de menos la ambición de Ronaldo, desdibujado,
y cosa extraña más preocupado en dar pases que en disparar a puerta, tampoco le
fue muy bien a Özil que apareció esporádicamente ni a Di María. Y de la defensa
mejor no hablar.
También jugó el Málaga que tras empatar con el Milán ha certificado su pase a la siguiente fase de la liga de campeones.
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