El tópico de la Andalucía de los señoritos sevillanos y jerezanos no es tal. Mi visita a la ciudad de Jerez y a una de sus bodegas me ha hecho recordar que aún en el siglo XXI existen las haciendas, los terratenientes y los señoritos andaluces.
A mediodía nos acercamos a la bodega, nos recibió un señor que peinaba gomina, raya y rizos en la nuca, con pantalón y jersey de pico, y los zapatos más limpios que jamás había visto. Nos dio la bienvenida y comenzó la visita, primero las caballerizas y los carruajes, donde un mozo nos enseñó un ejemplar negro zaino, de porte majestuoso. A continuación nos explicó el proceso de elaboración desde que la uva entra y es prensada, los depósitos intermedios de acero o aluminio, las "botas" alineadas perfectamente en naves climatizadas, y al final el envasado automático. Para después enseñarnos la vivienda anexa, con una pinacoteca, Picasso y Botero, esculturas de corridas de toros, un retrato de Lola Flores y otro del Rey,.... Para terminar nos ofrecieron una cata, hay que reocnocer que los caldos que nos eran buenos y mostraban la calidad de los productos y de los procesos.
Pero mi sorpresa fue encontrarme con varios señores, trajeados y engominados, que parecían salidos de una película de época, sosteniendo copas y catavinos en una pose tan forzada y altiva que volvieron a recordarme a los "señoritos andaluces".
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