Anoche un joven amigo de mi hijo recibió una mala noticia a través del teléfono, un conocido había muerto tras ser acuchillado, tan solo tenía 19 años. Aún no se sabía quién había sido ni la causa de tan siniestro suceso. Siempre hemos de lamentar una muerte, pero mucho más si se trata de una persona joven recién salida de la adolescencia.
Al preguntar por quién era el joven asesinado, me dijeron “una buena persona”, “un buen chico”, entonces ¿ cual puede ser la causa del atentado ?, la respuesta fue algo imprecisa, “... era un chico, gitano, cuya madre había muerto hace unos años y, el hombre para vivir se había tenido que dedicar al menudeo...”. Me sorprendí de que consideran justificable dedicarse al tráfico de drogas en estos casos, también el hecho de que dijesen que era un buen chico, como diciendo que el se dedicaba a esos menesteres obligado por su situación. Recordé que en mis años de estudiante uno de mis compañeros fumaba hachis, un porro todas las noches, y que periódicamente se presentaba en el piso un chico de nuestra edad para traerle una tableta, entonce también me pareció buena persona, pero nuestra relación no paso del mero saludo.
Eran otros tiempos, en los que todo estaba prohibido, los que consumían eran muy pocos o por lo menos pocos podían comprar. Ahora, cuando salgo a la calle a dar un paseo veo como en parques, en esquinas, a la vista de todos, los chicos de trece años en adelante hacen corros en torno a alguien que esta liando un canuto. Ahora los camellos se acercan en buenos coches o motos y les llevan el ‘costo’ a los consumidores, con los móviles el contacto es más fácil y las citas se prodigan. El consumo ha aumentado, la idea de que no perjudica la mente ni la salud se ha extendido, la edad de inicio ha bajado e incluso parece que entre ellos está bien visto consumir.
Este joven proveedor, podía ser el último eslabón de la cadena, como él hay muchos y sobre ellos se eleva una pirámide donde las disputas, el poder y el dinero son los que mandan.
Al preguntar por quién era el joven asesinado, me dijeron “una buena persona”, “un buen chico”, entonces ¿ cual puede ser la causa del atentado ?, la respuesta fue algo imprecisa, “... era un chico, gitano, cuya madre había muerto hace unos años y, el hombre para vivir se había tenido que dedicar al menudeo...”. Me sorprendí de que consideran justificable dedicarse al tráfico de drogas en estos casos, también el hecho de que dijesen que era un buen chico, como diciendo que el se dedicaba a esos menesteres obligado por su situación. Recordé que en mis años de estudiante uno de mis compañeros fumaba hachis, un porro todas las noches, y que periódicamente se presentaba en el piso un chico de nuestra edad para traerle una tableta, entonce también me pareció buena persona, pero nuestra relación no paso del mero saludo.
Eran otros tiempos, en los que todo estaba prohibido, los que consumían eran muy pocos o por lo menos pocos podían comprar. Ahora, cuando salgo a la calle a dar un paseo veo como en parques, en esquinas, a la vista de todos, los chicos de trece años en adelante hacen corros en torno a alguien que esta liando un canuto. Ahora los camellos se acercan en buenos coches o motos y les llevan el ‘costo’ a los consumidores, con los móviles el contacto es más fácil y las citas se prodigan. El consumo ha aumentado, la idea de que no perjudica la mente ni la salud se ha extendido, la edad de inicio ha bajado e incluso parece que entre ellos está bien visto consumir.
Este joven proveedor, podía ser el último eslabón de la cadena, como él hay muchos y sobre ellos se eleva una pirámide donde las disputas, el poder y el dinero son los que mandan.
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