Ayer se cumplieron cuatro años desde la muerte de mi madre por cáncer, diecisiete días más tarde moriría mi padre de la misma enfermedad. Desde entonces he tenido la impresión de que a mi también me llegará la hora y posiblemente será por la misma causa. Por ello, desde que se fueron a menudo pienso en que he de vigilarme y hacerme los chequeos pertinentes. No es que se haya convertido en una obsesión, pero por ejemplo hoy recordaba que a mi madre le gustaba mucho comprar verdura en los mercadillos, allí ofrecían frutas y hortalizas a menos precio, pero la pregunta que ahora me hago es si estos alimentos estaban exentos de productos químicos, de fitosanitarios a los que tan aficionados eran los agricultores de la zona para acabar con las plagas de la agricultura intensiva. Se que esos productos no tenían la suficiente garantía y, ahora me pregunto hasta que punto influyeron en la vida de mis padres o mejor dicho en su forma de morir.
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