Los últimos atentados de Casablanca y Argel muestran un panorama poco alentador para los países ribereños del Mediterráneo, son muestras de que los yihadistas o salafistas o los integristas musulmanes no están por la paz ni por el diálogo y que necesitan hacerse publicidad y amenazar al mundo occidental con sus atentados indiscriminados, independientemente de que las víctimas sean en este caso musulmanes.
Esta claro que desde el 11S y poco después el 11M el terror sigue siendo su herramienta preferida, la inmolación de sus seguidores llevándose por delante al máximo número de víctimas es su consigna, por ello no es necesario que los distintos grupos estén en contacto entre sí, sino que es suficiente con que a través de Internet se de una consigna para que las distintas células comiencen a actuar, a veces coordinadamente y otras de forma continua e indiscriminada como sucede en Irak o en Afganistán. A los países amenazados les toca investigar y pasar a situaciones de emergencia con objeto de poder primero detectar a estos grupos, evitar que consigan explosivos y por último evitar que cometan atentados. Son nuestros servicios de inteligencia los que deben adelantarse a los acontecimientos, los que deben insertarse en sus estructuras, los que deben descubrir los focos de proselitismo yihadista donde estos grupos obtienen a sus soldados. Y esto han de hacerlo no solo en nuestro país sino también en los países vecinos que como Marruecos o Argelia disponen ya de una estructura organizada y activa que se nutre de los pobres y descontentos que observan como el mundo occidental que les rodea esta lleno de riquezas. Por lo menos así se deduce de los barrios de donde procedían los suicidas de Casablanca.
Nosotros, los que vivimos en las provincias del sur debemos estar alerta ya que entre nosotros hay numerosos inmigrantes y además estamos en Al-Andalus, tierra que según las consignas de los líderes de Alquaeda debe ser arrancada a los infieles y devuelta a los musulmanes. Como dice el líder de los populares, y creo que por una vez tiene razón, el gobierno ha de tomarse en serio las amenazas yihadistas y no actuar como ellos hicieron antes del 11M.
Esta claro que desde el 11S y poco después el 11M el terror sigue siendo su herramienta preferida, la inmolación de sus seguidores llevándose por delante al máximo número de víctimas es su consigna, por ello no es necesario que los distintos grupos estén en contacto entre sí, sino que es suficiente con que a través de Internet se de una consigna para que las distintas células comiencen a actuar, a veces coordinadamente y otras de forma continua e indiscriminada como sucede en Irak o en Afganistán. A los países amenazados les toca investigar y pasar a situaciones de emergencia con objeto de poder primero detectar a estos grupos, evitar que consigan explosivos y por último evitar que cometan atentados. Son nuestros servicios de inteligencia los que deben adelantarse a los acontecimientos, los que deben insertarse en sus estructuras, los que deben descubrir los focos de proselitismo yihadista donde estos grupos obtienen a sus soldados. Y esto han de hacerlo no solo en nuestro país sino también en los países vecinos que como Marruecos o Argelia disponen ya de una estructura organizada y activa que se nutre de los pobres y descontentos que observan como el mundo occidental que les rodea esta lleno de riquezas. Por lo menos así se deduce de los barrios de donde procedían los suicidas de Casablanca.
Nosotros, los que vivimos en las provincias del sur debemos estar alerta ya que entre nosotros hay numerosos inmigrantes y además estamos en Al-Andalus, tierra que según las consignas de los líderes de Alquaeda debe ser arrancada a los infieles y devuelta a los musulmanes. Como dice el líder de los populares, y creo que por una vez tiene razón, el gobierno ha de tomarse en serio las amenazas yihadistas y no actuar como ellos hicieron antes del 11M.
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