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31 agosto 2006

El agua


El agua, ese bien imprescindible para la vida, escaso y apreciado del que vaticinan será la causa de las próximas guerras, espero que no físicas sino económicas aunque unas llevan a las otras.

El mundo sigue preocupado por el petróleo, sus precios siguen subiendo y las previsiones indican las reservas que quedan y para cuanto tiempo dan. No obstante el mundo industrializado ha asumido que en un tiempo se producirá la escasez y ya ha comenzado a cambiar el modo de obtener la energía que necesita, no se producirá ninguna catástrofe y casi todo seguirá igual, es más supongo que nuestros países casi respiraran aliviados al disminuir su gran dependencia energética.

Si bien la crisis del petróleo es algo asumido, no lo es tanto la nueva crisis que se avecina y que esta comenzando a sentirse, “la crisis del agua”. Este bien es cada vez más escaso, especialmente en occidente acostumbrada a derrocharla al estar favorecido su consumo por sus bajos precios. El cambio climático se está convirtiendo en realidad y las lluvias comienzan a escasear incumpliéndose los periodos o ciclos climáticos, estos cambios son especialmente percibidos en los países mediterráneos, en especial el nuestro, donde prácticamente no ha llovido en todo el verano y donde las temperaturas máximas alcanzan fácilmente los 40º C. Por ello en los periódicos y en los distintos medios de comunicación se plantea continuamente le necesidad de hacer frente a la escasez reduciendo el consumo, dando prioridad al abastecimiento humano, y poniendo en cuestión la gestión que de este bien se esta haciendo. Necesitamos racionalizar su uso, mejorar los sistemas evitando las pérdidas, reutilizar las aguas residuales, construir desaladoras, actualizar los precios,.... en definitiva definir una nueva cultura del agua que nos permita afrontar el futuro con tranquilidad. Claro que a esto no contribuye la fiebre constructora que estamos sufriendo, cientos de miles o millones de nuevas viviendas a las que nadie sabe como se les abastecerá.

El gobierno español actual parece que ha comprendido la magnitud del problema y ha comenzado a dar los primeros pasos, a ello contribuye la sequía que estamos padeciendo y que ha puesto de manifiesto las muchas debilidades existentes. En su actuación ha sustituido el gran trasvase del Ebro por un plan de construcción de desaladoras, de estaciones de reciclado de aguas residuales, de sistemas de recuperación de los acuíferos, en planes de mejora de los regadios,... que poco a poco se va cumpliendo y cuyo objetivo es poder disponer del agua suficiente sin tener que estar a la expensa de los ciclos de sequía que parece cada vez son más largos y profundos.

Esta actuación estaría incompleta sin la participación de los ciudadanos y de los municipios, que han de pasar a una nueva cultura del ahorro y del correcto aprovechamiento del agua, evitando los despilfarros y los derroches que continuamente se producen en los hogares, en los municipios y en las redes de distribución existentes.

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