La hoja de ruta del proceso de paz en el país vasco se basa principalmente en avanzar poco a poco, sin fechas y sin prisa, asentando cada paso y no poniendo el siguiente ladrillo hasta que el anterior esté suficientemente asentado. Gracias a nuestro sistema democrático los partidos y los grupos políticos pueden expresarse libremente diciéndole a sus seguidores y al pueblo en general cuales son sus ideas acerca en este caso de cómo avanzar en el proceso de paz.
Nuestro estado en un momento político delicado estableció una ley, la de partidos, en virtud de la cual la izquierda nacionalista representada por Batasuna al no condenar la violencia fue ilegalizada. Actualmente este grupo ha dado diversos pasos en el sentido de reconocer la pluralidad política, de llegar a pedir perdón por las victimas de terrorismo, y ha realizado múltiples manifestaciones de que está por iniciar y participar en el diálogo. Sin embargo, la ley vigente les impide actuar como partido ya que se encuentra ilegalizado, y en base a esta norma algunos partidos como el popular solicitan continuamente la actuación de la justicia cada vez que algún dirigente de Batasuna realiza una declaración. Alguien tendrá que dar el paso, o bien el partido vasco decide de una vez modificar sus estatutos y logra su legalización, o bien el gobierno promueve el procedimiento para derogar la tan discutida ley de partidos con el consiguiente revuelo que ello conllevaría.
Hay que reconocer que Batasuna representa a una parte de los vascos, que se ha de contar con ellos para avanzar en la hoja de ruta, pero ellos han de dar ciertos pasos que les lleven a la legalización y, quizá en ese momento sería oportuno que el gobierno vasco se plantease la convocatoria de unas nuevas elecciones a la que podría concurrir los averzales y lograr de esta manera que todos los implicados en el proceso de paz estén presentes. Claro está que la posición actual del PNV, se parece a la de Pilatos, actúa pero se lava las manos, obtiene votos de los ilegalizados, defiende la necesidad de contar con ellos, pero no da ningún paso para permitir que ello sea posible.
Nuestro estado en un momento político delicado estableció una ley, la de partidos, en virtud de la cual la izquierda nacionalista representada por Batasuna al no condenar la violencia fue ilegalizada. Actualmente este grupo ha dado diversos pasos en el sentido de reconocer la pluralidad política, de llegar a pedir perdón por las victimas de terrorismo, y ha realizado múltiples manifestaciones de que está por iniciar y participar en el diálogo. Sin embargo, la ley vigente les impide actuar como partido ya que se encuentra ilegalizado, y en base a esta norma algunos partidos como el popular solicitan continuamente la actuación de la justicia cada vez que algún dirigente de Batasuna realiza una declaración. Alguien tendrá que dar el paso, o bien el partido vasco decide de una vez modificar sus estatutos y logra su legalización, o bien el gobierno promueve el procedimiento para derogar la tan discutida ley de partidos con el consiguiente revuelo que ello conllevaría.
Hay que reconocer que Batasuna representa a una parte de los vascos, que se ha de contar con ellos para avanzar en la hoja de ruta, pero ellos han de dar ciertos pasos que les lleven a la legalización y, quizá en ese momento sería oportuno que el gobierno vasco se plantease la convocatoria de unas nuevas elecciones a la que podría concurrir los averzales y lograr de esta manera que todos los implicados en el proceso de paz estén presentes. Claro está que la posición actual del PNV, se parece a la de Pilatos, actúa pero se lava las manos, obtiene votos de los ilegalizados, defiende la necesidad de contar con ellos, pero no da ningún paso para permitir que ello sea posible.
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