En una noche fría y húmeda, con un viento desapacible, nos encontramos en las gradas del Estadio Mediterráneo esperando presenciar un gran partido, el equipo local se enfrentaba a un todopoderoso FC Barcelona lleno de figuras. Todos los allí presentes esperábamos que el Almería plantase cara al equipo catalán, luchando y realizando un gran partido, más cuando su entrenador Lillo estaba contra las cuerdas. Pero no, todo era pura imaginación pues desde el comienzo se vio como el equipo local se limitaba a esperar, sin apenas presionar a Messi, Iniesta y Xavi el barza hilvanaba su fútbol logrando llegar a portería con gran facilidad y efectividad, en dos minutos dos goles y en los treinta primeros minutos el marcador reflejaba un rotundo 0-5, sin que viéramos a los jugadores almerienses sudar la camiseta y presionar e incomodar al rival, baste decir que practicamente hasta el minuto 30 no se había producido ninguna falta del Almería, y más que jugar el once de rojo parecía un mero espectador de la contienda. Para colmo, si bien Guardiola estaba permanente de pie fuera del banquillo y dando instrucciones, el señor Lillo permanecía sentado como si con el no fuera, escuchando los pitidos de la gente y el grito de "Lillo vete ya". Este señor dio muestras y claras de no querer seguir, parece que el partido lo planteó como un entrenamiento para los azulgranas, que ayer iban de verde, pero es más tal era su desgana que ni siquiera planteó cambio alguno, de manera que el público tuvo que sufrir la vergüenza de ver perder a su equipo por 0-8.
Por eso, durante le segunda parte y viendo que los almerienses no reaccionaban, ni con los suplentes del Barcelona, al marcar el séptimo gol decidimos levantarnos y abandonar el estadio ante el bochornoso espectáculo que estábamos presenciando. Este señor que posteriormente fue destituido cobrará su ficha completa por ser despedido, aunque en cualquier empresa la actitud demostrada sería causa suficiente como para despedirlo sin ninguna gratificación.
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