Ya lo decía el asturiano, para subir al podio se necesitaba una carrera loca y eso es lo que pasó el domingo en Hungría. Salida bajo la lluvia, varios accidentes que han hecho salir al coche de seguridad y, en este ambiente Alonso se la ha jugado, logrando colocarse en la primera posición tras la última salida del coche de seguridad y, defendiendo su puesto frente a los ataques de Hamilton durante numerosas vueltas, aunque no pudo con el Red Bull de Riciardo, que en una gran carrera logró el triunfo. El podio final lo conformaron el australiano, el español y el británico de Mercedes que salía desde las últimas posiciones tras el incendio de su coche en la Q1.
Que Alonso logre subirse al segundo puesto del cajón es toda una novedad, un milagro con el coche que tiene; que gane Riciardo imponiéndose una vez más al actual campeón Vettel es una muestra de las grandes cualidades del joven piloto, además de la confirmación de que el coche importa mucho. Y que Hamilton logré remontar por segunda vez consecutiva casi veinte posiciones nos indica la valía de este piloto y la superioridad de su coche.
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