Como era de esperar el CF Barcelona será el finalista de la Champions, conseguir dar la vuelta a la eliminatoria era una misión casi imposible para el Real Madrid, aunque los blancos plantearon una batalla muy distinta a la del partido de ida. En el NouCamp pudimos ver a dos grandes equipos jugando al fútbol, dos formas de juego distintas, al toque y técnica de los azulgranas se enfrentó la velocidad y el físico de los merengues, éstos plantearon un partido distinto con presión a todo el campo intentando robar el bacón y lanzar su contragolpe.
Al final el empata a uno no convenció a los madridistas que vieron como una vez más el árbitro les perjudicó anulando un gol que era perfectamente legal, que hubiera supuesto el 0-1 con más de cuarenta minutos por jugar. En su línea argumental tanto Karanca como Iker, Xavi Alonso y Ronaldo coincidieron con su entrenador en que la eliminatoria había estado condicionada por los errores arbítrales que en Madrid les hicieron jugar con uno menos y que en Barcelona le habían impedido adelantarse en el marcador.
Ayer, los jugadores intentaron realizar su trabajo sin recurrir al teatro y a las entradas desmedidas, cada uno fiel a su estilo, mostrando que son dos poderosos equipos.
Respecto a los errores arbítrales parece claro que ni con seis árbitros en el campo se pueden solventar. Los organismos responsables tanto nacionales como internacionales deberían tomar medidas que eviten circunstancias como las producidas, que eviten todo el morbo que se produce en torno a las decisiones arbítrales y especialmente que eviten toda crispación que generan entre las aficiones de los equipos, a la que contribuyen en gran medida ciertos medios de comunicación más interesados en vender a través de la polémica que en informar.
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