El martes noche de Champions el Real Madrid de los nuevos galácticos se gustó y mucho, a pesar de no jugar con los titulares o con el once de siempre, el equipó gana con contundencia. Los teóricos suplentes parecían tan sueltos como los titulares y ante un Ajax con ganas de obtener la victoria, intentando siempre el ataque, demostraron que la titularidad en el Madrid no es de nadie y que todos pueden salir al campo rindiendo como el mejor.
Pero si a alguien hay que darle una medalla es al entrenador, José Mourinho sabe lo que hace, sabe como espolear a los jugadores, es el psicólogo que no abandona a nadie, que lo mismo da un pescozón que coloca su brazo por encima como el mejor amigo. Lo ha hecho con Benzemá, lo hizo con Pedro León y con Lass, y en este partido también ha comenzado la terapia del joven Canales. Lo único que parece hundirle es sus gestos de pícaro, que intenta aprovechar cualquier ocasión sea como sea, ayer con las autoexpulsiones de Ramos y Alonso, otro día con declaraciones agudas y solapadas que se convierten en provocaciones.
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