Tras las elecciones del pasado 9 de marzo donde el partido socialista ha sido el ganador e, IU y los nacionalistas de izquierda los perdedores, toca realizar el análisis correspondiente, aunque la habilidad de los políticos consiste en encontrar siempre aquello que les hace vencedores aunque hayan sido derrotados.
Sin embargo, algunos ya han actuado en consecuencia y siendo coherentes con los resultados obtenidos han decido dejar su puesto, caso de Gaspar Llamazares, o bien se han replegado hacia tareas más concretas como el secretario general de ER. Otros parecen tener más dificultades en la realización de autocrítica, caso del cabeza de lista por la Coalición Andalucista, que considera que el castigo sufrido no se lo merecen y que por tanto seguirá en su sitio como si tal cosa.
Los populares aún a pesar de haber incrementado su número de votos y de escaños parece que no están suficientemente contentos porque no han ganado las elecciones y les tocará estar otros cuatro años en la oposición tanto en Madrid como en Sevilla. Por eso y ante las presiones de parte del partido y de la prensa afín como el periódico El Mundo, plantean un cambio en su dirección para dar paso a otro dirigente con mayores posibilidades que Mariano. Quizá lo que deban plantearse es cambiar su forma de actuar, decidir si seguir siendo un partido de derecha puro y duro que acoge en su seno a lo más rancio y extremista, o girar al centro y convertirse en una derecha europea.
Los socialistas aún habiendo ganado incrementando además el número de escaños obtenidos también deberán hacer autocrítica. Así la estrategia seguida en estas elecciones colocando a los ministros más significativos del gobierno en lugares estratégicos como Valencia y Murcia, no ha dado los triunfos esperados y, no solo no han conseguido arrancar más votos sino que además han perdido los nuevos escaños en juego ante los populares. Y esa brecha levantina se ha extendido hasta Almería, donde el PP ha incrementado considerablemente sus votos, ganando las elecciones y llevándose los nuevos escaños, tanto para las andaluzas como para las nacionales. Quizá en este último caso de Almería haya sido consecuencia de la presencia de Javier Arenas candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía, como cabeza de lista, lo que ha llevado a la población a pensar que el PP si está preocupado por esta provincia abandonada durante mucho tiempo por los gobiernos de España y Andalucía, pero cuya iniciativa económica le ha llevado a un desarrollo bastante mayor que las demás provincias andaluzas. No obstante, creo que el PSOE provincial deberá analizar y descubrir cuales han sido las otras causas y actuar en consecuencia. Así, desde mi punto de vista apuntaría las siguientes:
· Los candidatos no han sabido vender las actuaciones y los logros de los dos gobiernos en estos cuatro años. De hecho algunas obras realizadas por el gobierno central son consideradas por la población como logros de los ayuntamientos populares.
· Las listas incluyen personas desconocidas para el electorado. Habiendo prevalecido las luchas internas dentro del partido, a la elección de militantes conocidos y de prestigio. Un ejemplo sonado puede ser el no haber conseguido nada más que un senador.
· Otra cuestión es la deficiente campaña, con tan solo la presencia en un acto de Felipe González y en otros de Manuel Chaves. Pero sin embargo, gente conocida como Consuelo Rumí y Fuensanta Cobes a penas han tenido participación en la campaña.
· Otra razón a esgrimir es lo mal que se ha explicado el POTA, o el incremento del valor catastral de los inmuebles inmediatamente antes de las elecciones.
· Otra cuestion a poner sobre la mesa es la excesiva rigidez de la dirección, con demasiado afán de controlar lo que hacen sus dirigentes, en lugar de establecer una estrategia clara que permita dar coexistencia y coherencia a los mensajes del partido.
Supongo que se me escaparan muchas cosas, y que algunas de las mencionadas se pueden justificar, pero lo claro es que el incremento en el número de electores ha ido directamente a las arcas populares pareciendo como si los socialistas hubieran tocado techo.
Sin embargo, algunos ya han actuado en consecuencia y siendo coherentes con los resultados obtenidos han decido dejar su puesto, caso de Gaspar Llamazares, o bien se han replegado hacia tareas más concretas como el secretario general de ER. Otros parecen tener más dificultades en la realización de autocrítica, caso del cabeza de lista por la Coalición Andalucista, que considera que el castigo sufrido no se lo merecen y que por tanto seguirá en su sitio como si tal cosa.
Los populares aún a pesar de haber incrementado su número de votos y de escaños parece que no están suficientemente contentos porque no han ganado las elecciones y les tocará estar otros cuatro años en la oposición tanto en Madrid como en Sevilla. Por eso y ante las presiones de parte del partido y de la prensa afín como el periódico El Mundo, plantean un cambio en su dirección para dar paso a otro dirigente con mayores posibilidades que Mariano. Quizá lo que deban plantearse es cambiar su forma de actuar, decidir si seguir siendo un partido de derecha puro y duro que acoge en su seno a lo más rancio y extremista, o girar al centro y convertirse en una derecha europea.
Los socialistas aún habiendo ganado incrementando además el número de escaños obtenidos también deberán hacer autocrítica. Así la estrategia seguida en estas elecciones colocando a los ministros más significativos del gobierno en lugares estratégicos como Valencia y Murcia, no ha dado los triunfos esperados y, no solo no han conseguido arrancar más votos sino que además han perdido los nuevos escaños en juego ante los populares. Y esa brecha levantina se ha extendido hasta Almería, donde el PP ha incrementado considerablemente sus votos, ganando las elecciones y llevándose los nuevos escaños, tanto para las andaluzas como para las nacionales. Quizá en este último caso de Almería haya sido consecuencia de la presencia de Javier Arenas candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía, como cabeza de lista, lo que ha llevado a la población a pensar que el PP si está preocupado por esta provincia abandonada durante mucho tiempo por los gobiernos de España y Andalucía, pero cuya iniciativa económica le ha llevado a un desarrollo bastante mayor que las demás provincias andaluzas. No obstante, creo que el PSOE provincial deberá analizar y descubrir cuales han sido las otras causas y actuar en consecuencia. Así, desde mi punto de vista apuntaría las siguientes:
· Los candidatos no han sabido vender las actuaciones y los logros de los dos gobiernos en estos cuatro años. De hecho algunas obras realizadas por el gobierno central son consideradas por la población como logros de los ayuntamientos populares.
· Las listas incluyen personas desconocidas para el electorado. Habiendo prevalecido las luchas internas dentro del partido, a la elección de militantes conocidos y de prestigio. Un ejemplo sonado puede ser el no haber conseguido nada más que un senador.
· Otra cuestión es la deficiente campaña, con tan solo la presencia en un acto de Felipe González y en otros de Manuel Chaves. Pero sin embargo, gente conocida como Consuelo Rumí y Fuensanta Cobes a penas han tenido participación en la campaña.
· Otra razón a esgrimir es lo mal que se ha explicado el POTA, o el incremento del valor catastral de los inmuebles inmediatamente antes de las elecciones.
· Otra cuestion a poner sobre la mesa es la excesiva rigidez de la dirección, con demasiado afán de controlar lo que hacen sus dirigentes, en lugar de establecer una estrategia clara que permita dar coexistencia y coherencia a los mensajes del partido.
Supongo que se me escaparan muchas cosas, y que algunas de las mencionadas se pueden justificar, pero lo claro es que el incremento en el número de electores ha ido directamente a las arcas populares pareciendo como si los socialistas hubieran tocado techo.
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