El Tenis es uno de los deportes de moda que aglutina mas seguidores con un elevado número de practicantes en nuestro país, sobretodo gracias a los grandes éxitos que nuestros jugadores están obteniendo, la llamada “armada invencible” que tanto miedo suscita, especialmente cuando la pista en la que se juega es de tierra.
Muchos padres ven en este juego un deporte completo, que complementa la educación de sus hijos y no solo en el aspecto físico sino también en el personal, por ello acuden a los clubes en demanda de clases para sus proles. Y algo curioso normalmente se produce una simbiosis entre padres e hijos, donde vayan los niños Irán sus progenitores, los avances y triunfos serán de ambos y los fracasos también. Situación que se hace más profunda cuando se trata de un buen jugador, ya que las exigencias serán cada vez mayores y la “simbiosis” se ira haciendo cada vez más profunda y a la vez más problemática ya que el grado de responsabilidad ante los éxitos y los fracasos será compartida. De ello hablaremos más tarde.
Se trata de un deporte eminentemente técnico que necesita de un largo aprendizaje para poder dominar la gran variedad de golpes que existen y golpear con precisión, necesita además de gran coordinación de movimientos y de una preparación física completa para poder soportar los largos partidos que se puedan presentar. En el Tenis puede saberse cuando va a comenzar un partido pero nunca se sabe cuando va a terminar.
Y ¿qué sucede cuando el niño o la niña se manejan bien y su entrenador te dice que tiene posibilidades?, pues lo primero rascarte el bolsillo, porque inmediatamente habrá que dar clases particulares, el número de horas de entreno irá en aumento, antes se conformaba con una hora cada día ahora necesita dos horas y con el tiempo más, antes tan solo jugaba los torneos del club, ahora ha comenzado a asistir a los de la ciudad, después a los de la región, al final a los nacionales y así ..... Mientras el chico es joven veremos que tiene toda la ilusión, pero el camino no es nada fácil, hay muchos tropiezos y cada uno de ellos repercute en todos aunque a distinto nivel. Para todos es maravilloso y nos llena de orgullo, ver como en cada torneo va pasando rondas, pero la dificultad va aumentando y al final hay siempre alguien al que te cuesta más ganarle o con quien es mucho más difícil jugar. Todos padres e hijos vemos como este juego es muy serio, como las exigencias son cada vez mayores, la tensión ante el próximo partido aumenta, los nervios salen a flor de piel y al final en un momento determinado cuanto el niño está solo en la pista, cuando no puede recibir consejos de nadie sino tan solo ánimos, se siente perdido y él solo ha de decidir que hacer, como jugar, y no solo eso sino que si falla se comerá el coco y dirá que pasa, por qué ahora,... y no todos los chicos son capaces de soportarlo. Porque el tenis es un deporte individual y al final es el que está en la pista el que tiene que decidir y resolver, por eso tan solo aquellos que son capaces de dominar los nervios, de pensar ante las adversidades, son los que triunfan y los que menos sufren, los demás por desgracia caerán y tendrán que decidir cual va a ser su futuro. De todo esto quienes deberían hablar son los jugadores, los que han triunfado y los que tuvieron que abandonar porque el camino se les hizo demasiado duro.
Existen más etapas en este camino, quizá la más importante se da cuando jugador, padres y entrenador piensan que hay posibilidades y es conveniente dar otro paso, mandar al chico a un centro de alto rendimiento, donde el tenis sea lo primordial aunque sin perder de vista los estudios. La ilusión es enorme, las expectativas son muchas, por ello y tras consultar con amigos y conocidos, contactar con el centro y evaluar las condiciones económicas se decide subir ese escalón. Son muchas las incógnitas, ¿realmente está preparado para salir de casa?, el niño apenas tiene trece o catorce años, ¿soportará la presión y las exigencias?, ¿estará a gusto?, en definitiva merece la pena tanto sacrificio sobre todo para él pero también para nosotros,... Cada chico es un mundo, aunque la mayoría de los que conozco han vuelto y sus ilusiones y expectativas no se han cumplido, son pocos los que soportan la separación, y las exigencias de la alta competición, y la conclusión a la que he llegado es que es mejor no dar ese paso. No saben la suerte que tienen los que viven en las ciudades cercanas a los centros de alto rendimiento, para ellos las cosas son muy diferentes y el grado de éxito es mayor.
Creo que he de repetir que este deporte es sumamente exigente, es un deporte individual donde si bien hay muchos que consiguen una gran destreza lo realmente importante es la cabeza, la fuerza mental, y podemos verlo con los grandes jugadores, especialmente Nadal, que con lo joven que es tiene una fuerza mental que le hace sobreponerse a todas las adversidades que se producen durante un partido y el último fue memorable final del abierto de Roma, 1-4 en el quinto set y al final ganó.
Muchos padres ven en este juego un deporte completo, que complementa la educación de sus hijos y no solo en el aspecto físico sino también en el personal, por ello acuden a los clubes en demanda de clases para sus proles. Y algo curioso normalmente se produce una simbiosis entre padres e hijos, donde vayan los niños Irán sus progenitores, los avances y triunfos serán de ambos y los fracasos también. Situación que se hace más profunda cuando se trata de un buen jugador, ya que las exigencias serán cada vez mayores y la “simbiosis” se ira haciendo cada vez más profunda y a la vez más problemática ya que el grado de responsabilidad ante los éxitos y los fracasos será compartida. De ello hablaremos más tarde.
Se trata de un deporte eminentemente técnico que necesita de un largo aprendizaje para poder dominar la gran variedad de golpes que existen y golpear con precisión, necesita además de gran coordinación de movimientos y de una preparación física completa para poder soportar los largos partidos que se puedan presentar. En el Tenis puede saberse cuando va a comenzar un partido pero nunca se sabe cuando va a terminar.
Y ¿qué sucede cuando el niño o la niña se manejan bien y su entrenador te dice que tiene posibilidades?, pues lo primero rascarte el bolsillo, porque inmediatamente habrá que dar clases particulares, el número de horas de entreno irá en aumento, antes se conformaba con una hora cada día ahora necesita dos horas y con el tiempo más, antes tan solo jugaba los torneos del club, ahora ha comenzado a asistir a los de la ciudad, después a los de la región, al final a los nacionales y así ..... Mientras el chico es joven veremos que tiene toda la ilusión, pero el camino no es nada fácil, hay muchos tropiezos y cada uno de ellos repercute en todos aunque a distinto nivel. Para todos es maravilloso y nos llena de orgullo, ver como en cada torneo va pasando rondas, pero la dificultad va aumentando y al final hay siempre alguien al que te cuesta más ganarle o con quien es mucho más difícil jugar. Todos padres e hijos vemos como este juego es muy serio, como las exigencias son cada vez mayores, la tensión ante el próximo partido aumenta, los nervios salen a flor de piel y al final en un momento determinado cuanto el niño está solo en la pista, cuando no puede recibir consejos de nadie sino tan solo ánimos, se siente perdido y él solo ha de decidir que hacer, como jugar, y no solo eso sino que si falla se comerá el coco y dirá que pasa, por qué ahora,... y no todos los chicos son capaces de soportarlo. Porque el tenis es un deporte individual y al final es el que está en la pista el que tiene que decidir y resolver, por eso tan solo aquellos que son capaces de dominar los nervios, de pensar ante las adversidades, son los que triunfan y los que menos sufren, los demás por desgracia caerán y tendrán que decidir cual va a ser su futuro. De todo esto quienes deberían hablar son los jugadores, los que han triunfado y los que tuvieron que abandonar porque el camino se les hizo demasiado duro.
Existen más etapas en este camino, quizá la más importante se da cuando jugador, padres y entrenador piensan que hay posibilidades y es conveniente dar otro paso, mandar al chico a un centro de alto rendimiento, donde el tenis sea lo primordial aunque sin perder de vista los estudios. La ilusión es enorme, las expectativas son muchas, por ello y tras consultar con amigos y conocidos, contactar con el centro y evaluar las condiciones económicas se decide subir ese escalón. Son muchas las incógnitas, ¿realmente está preparado para salir de casa?, el niño apenas tiene trece o catorce años, ¿soportará la presión y las exigencias?, ¿estará a gusto?, en definitiva merece la pena tanto sacrificio sobre todo para él pero también para nosotros,... Cada chico es un mundo, aunque la mayoría de los que conozco han vuelto y sus ilusiones y expectativas no se han cumplido, son pocos los que soportan la separación, y las exigencias de la alta competición, y la conclusión a la que he llegado es que es mejor no dar ese paso. No saben la suerte que tienen los que viven en las ciudades cercanas a los centros de alto rendimiento, para ellos las cosas son muy diferentes y el grado de éxito es mayor.
Creo que he de repetir que este deporte es sumamente exigente, es un deporte individual donde si bien hay muchos que consiguen una gran destreza lo realmente importante es la cabeza, la fuerza mental, y podemos verlo con los grandes jugadores, especialmente Nadal, que con lo joven que es tiene una fuerza mental que le hace sobreponerse a todas las adversidades que se producen durante un partido y el último fue memorable final del abierto de Roma, 1-4 en el quinto set y al final ganó.
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