La globalización implica la desaparición de las fronteras económicas entre los países, de forma que los productos puedan acceder a los mercados externos sin ninguna traba fiscal o económica. Es evidente el actual desequilibrio de las distintas economías existiendo países desarrollados, emergentes o en vías de desarrollo, subdesarrollados y pobres, los primeros grandes economías industrializadas que invierten en investigación e invaden los mercados, las segundas destino de las grandes multinacionales en el proceso de fabricación, con personal cualificado, mano de obra barata y por tanto obteniendo productos competitivos y a muy bajo coste, por último los países subdesarrollados que tan solo pueden ofrecer el producto de su agricultura y las materias primas que su suelo ofrece, minerales y petróleo.
Es claro que el gran interés de los grandes es la venta de sus productos en cualquier lugar del mundo, bienes que tan solo ellos pueden fabricar, importando normalmente las materias primas de las que carecen de los países pobres. En medio de este intercambio los países del tercer mundo quieren que sus excedentes agrícolas puedan llegar a los mercados sin que los aranceles proteccionistas de los ricos, y éstos a su vez sienten como dentro de sus fronteras sus agricultores les exigen día a día ayudas o subvenciones que les permitan competir con los productos importados con objeto de compensar sus mayores gastos fundamentalmente debidos al coste de la mano de obra y a las protecciones sociales. Esta ha sido la razón de ser de las políticas agrarias de la Unión Europea y de los EEUU de América. Así la PAC si bien inicialmente surgió como un instrumento que permitiera a la CEE ser autosuficiente en materia agrícola y ganadera, progresivamente ha ido cambiando convirtiéndose en un instrumente de renta, un pago suplementario al agricultor para que pudiera seguir dedicándose a la agricultura y por tanto seguir produciendo, y actualmente cambiando hacia lo que se denomina el segundo pilar de la PAC, que es ayudar al mantenimiento de la población rural, al cuidado medioambiental, y al respeto a la ecología y el medio ambiente. Esta es la razón principal de que la nueva reforma de la PAC, se haya convertido en la asignación de una ayuda por hectárea a aquellos productores que durante el periodo de referencia habían recibido ayudas directas a la producción, siempre y cuando cumplan una serie de condiciones en la realización de su actividad, lo que se denomina ecocondicionalidad que básicamente es el respecto a las buenas prácticas agrarias, al medioambiente y al bienestar de los animales. Realizando un trasvase, modulación, del presupuesto destinado inicialmente o en años anteriores a las ayudas directas, hacia el segundo pilar denominado de desarrollo rural y que engloba desde medidas que fomenten la producción ecológica y los ecosistemas, que permitan repoblar los campos, y que fomenten actividades como el turismo rural o el mantenimiento de los productos artesanales del medio rural.
Ante esta perspectiva que inicialmente finaliza en el año 2013 y afecta a casi todas las OCM, se enfrenta la llamada OCM de frutas y hortalizas, actualmente la menos subvencionada, por ser quizá la única agricultura competitiva frente al exterior, pero que poco a poco se ve amenazada por la incorporación de las nuevas técnicas de cultivo fundamentalmente a los países ribereños del mediterráneo, donde a la utilización de estructuras invernadas, con control de calidad suficiente, se une un mucho menor coste de la mano de obra. Ello ha dado lugar a que la UE haya establecido acuerdos económicos con estos estados en los que la materia de intercambio ha sido abrir la frontera a sus productos agrícolas, aumentando el cupo de productos que pueden entrar en el mercado único sin apenas aranceles. A todo ello contribuyen los acuerdos tomados en el seno de la Organización Mundial de Comercio que exige a los países ricos la eliminación del proteccionismo de sus agricultores para permitir que los países productores pobres o en vías de desarrollo puedan vender sus productos y así seguir creciendo.
Otro elemento que presiona sobre los ricos es la inmigración, los grandes desplazamientos del sur pobre hacia el norte rico, contra ellos no se puede luchar exclusivamente fortaleciendo las fronteras e impidiendo su entrada, no hay que olvidar que gracias a esos emigrantes países como España o incluso los EEUU han tenido un crecimiento mayor que el resto de los estados y además que estos emigrantes están contribuyendo a las arcas de la seguridad social. Sin embargo, es evidente que las sociedades occidentales no pueden absorber un sinnúmero de inmigrantes, por ello es fundamental que el mundo occidental contribuya a la estabilidad de los países del sur, ayude a sus economías y realice políticas sociales que contribuyan en común a su desarrollo y, por extensión, permitan a sus habitantes pensar en poder llevar una vida sin penurias y con futuro, eliminando de su pensamiento la necesidad imperiosa de emigrar hacía el paraíso del norte.
Son muchos los factores que presionan sobre la estabilidad mundial, éstos tan solo son de tipo económico, pero si logramos de alguna manera comenzar a solventarlos quizá con ello hayamos comenzado a disminuir los problemas políticos que están llevando a este mundo a ser un sitio de locos. Así lo pensaron los creadores de la CEE, primero unión en lo económico y después poco a poco todo llegará, aunque los escollos seguirán existiendo ya que las posiciones de dominación o de potencia dominante en el contexto internacional difícilmente se podrá abandonar.
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