Gran semana para el tenis español en el nuevo formato de la Davis, idea del barcelonista Piqué, todas las selecciones nacionales clasificadas jugando en una misma sede al mejor de tres partidos, dos indiviales y un doble que define el desempate. No fue fácil la trayectoria de nuestro equipo a causa de las distintas lesiones de sus jugadores y de la ausencia del número dos por el fallecimiento de su padre, ésto último afianzó la épica de la victoria, ya que Roberto jugó el primer partido de la final contra Canada que le dió el primer punto a la escuadra española. Pero como siempre fue Rafa el que puso la guinda, el que se multiplicó jugando individuales y dobles y llevó al equipo a la final y a la victoria.
Rafa es escepcional, no es de este mundo, su competitividad es alucinante, pues cuando se lleva ganado todo lo que el tiene en sus alforjas dificilmente se puede mantener la motivación que muestra, las ganas con las que juega, lo que disfruta con sus victorias y con las de sus compañeros, o lo bien que se lo pasó en la celebración por la entrega de la ensaladera. Es que Nadal es el número uno, viene de la copa de campeones de ganar dos partidos en los que parecía todo perdido, sino hubiera sido poque el alemán Zverez tuvo su día mágico en el que todo le entraba seguramente Rafa se hubiera proclamado campeón, pero es que nuestro compatriota es humano.
Lo dicho, una semana para no olvidar en la vida del tenis español.
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